
La planificación es la función ejecutiva que nos permite definir una meta, elaborar un plan, seguirlo y revisarlo para lograrla. Se puede definir como la capacidad para de anticipar mentalmente la forma correcta de ejecutar una tarea o alcanzar una meta específica. La planificación es una función fundamental y se encuentra implicada en muchas de las actividades humanas, siendo una de las capacidades más importantes de nuestra conducta , que nos permite integrar, secuenciar y desarrollar pasos intermedios para lograr metas a corto, medio o largo plazo (Tsukiura, Fujii, & Takahashi, 2001).
A pesar de ser una función compleja y que no termina de desarrollarse hasta bien avanzada la adolescencia,los primeros indicios de esta función se aprecian ya en menores de 4 años y entre los 9 – 13 años se produce un gran desarrollo.
Para poder llevar a cabo la planificación, el lenguaje constituye un elemento prácticamente imprescindible, ya que nos ayuda a realizar la autoguía del plan. Esta habilidad se conoce como mediación verbal, y consiste en hablarnos y darnos instrucciones a nosotros mismos para guiar nuestros comportamientos y encontrar soluciones.
Para entender el funcionamiento de la planificación es muy útil la metáfora del mapa, según la cual es fundamental fijar el objetivo y trazar el recorrido o los pasos que hay que seguir para alcanzarlo, teniendo en cuenta que también es necesario revisar y «recalcular» la ruta cuando sea necesario.
ORIENTACIONES PARA FAMILIAS
Como ocurre con el resto de funciones ejecutivas, el entorno familiar y del hogar es un entorno propicio para desarrollar la planificación y hacerlo además de una forma natural, contextualizada y funcional.
Para fomentar el desarrollo de la función de planificación podemos hacerlo a través de cualquier actividad que se enfoque a un objetivo y que requiera el seguimiento de un proceso para alcanzarlo. Por ejemplo, podemos plantear la organización de una noche de cine en casa: ¿qué queremos hacer y como lo organizamos?, ¿qué película veremos?, ¿dónde la veremos?, ¿a quién invitamos?,….
Partiendo de esta base natural y funcional que se da en el entorno familiar, os proponemos dos ejemplos de actividades que se pueden llevar a cabo de forma contextualizada en el ámbito del hogar, dentro de las actividades y rutinas del día a día.
- PREPARACIÓN DE LA MOCHILA DEL COLEGIO: Esta planificación puede instaurarse como una rutina que incluya el empleo de autoinstrucciones, que como desarrollaremos más ampliamente en el apartado de orientaciones para el aula, consisten básicamente en órdenes verbales que nos vamos dando a nosotros mismos. Cuando los niños aún no son autónomos, estableceremos un apoyo constante para ir alejándonos progresivamente. Nuestras preguntas y verbalizaciones les servirá luego para realizar la autoinstrucción
- ¿Qué día es hoy y que asignaturas tengo mañana? (utilizar apoyo visual del calendario).
- Ir introduciendo el material necesario para cada asignatura en la mochila.
- Ver si necesito algo más para alguna asignatura (consultar la agenda).
- PREPARAR UNA RECETA COCINA:
Planificar es una función que se puede desarrollar en la cocina de múltiples maneras. Se puede trabajar a través de cualquier receta o desde un planteamiento más informal(dependiendo del nivel de desarrollo y autonomía de cada niño), intentando dar siempre la iniciativa y permitir la toma de decisiones y la realización de distintas funciones por parte del niño.
Para guiar estos procesos, comenzaremos, como en el caso anterior, dirigiendo con instrucciones verbales (e incluso visuales si fuera necesario).
- Éstas pueden ser algunas de las instrucciones:
- ¿Qué vamos a hacer de cenar?
- ¿Qué ingredientes necesitamos?
- ¿Qué utensilios de cocina?
- Establecer pasos y procesos de elaboración.
- Comprobar el producto final terminado.

COLABORAR EN TODO EL PROCESO DE ELABORACIÓN DE LA RECETA DE FORMA AUTÓNOMA.



Y recordad que podéis dar el poder a vuestra imaginación, utilizando por ejemplo una «ayuda técnica» para poder realizar este tipo de actividades con los más pequeños.
ORIENTACIONES PARA EL AULA
La planificación es una de las funciones ejecutivas más importantes y a la misma vez más compleja, ya que requiere de la actuación de otras funciones ejecutivas para poder desarrollarla, como la atención o la inhibición. Es por ello también que el entrenamiento explícito de esta función resulta muy beneficioso para la mayoría del alumnado, pero muy especialmente para aquellos alumnos que presentan más dificultades la hora de organizarse y hacerlo de manera autónoma. Al mismo tiempo, es una de las que más peso tiene en los aprendizajes escolares, sobre todo en las tareas más complejas y elaboradas y en las que son los propios alumnos los que autónomamente van dirigiendo su propio aprendizaje. Sin embargo, como ocurre con otras funciones ejecutivas, el desarrollo de la planificación no es cuestión de «todo o nada», y podemos potenciarla y entrenarla desde edades tempranas, con actividades en las que progresivamente haya mayor complejidad y se dé al alumno mayor control sobre diferentes aspectos de la tarea que se esté llevando a cabo.
Una de las propuestas para realizar esta transición hacia la autonomía del alumnado es la del modelo MITAA (Modelo Integral de Transición Activa hacia la autonomía en el aula), que podéis conocer a través de la presentación que de él nos hacen desde Inspiratics.
Como señalábamos más arriba, el desarrollo del lenguaje para dirigir la propia actividad es fundamental, por ello, una de las técnicas más utilizadas para ayudar a llevar a cabo la planificación son las autoinstrucciones. Estas autoinstrucciones se elaboran como una serie de pasos a seguir que se elaboran con frases dirigidas a uno mismo para seguir todo el proceso hasta llegar a un objetivo. Se pueden encontrar distintos programas de autoinstrucciones elaborados para distintos fines y edades, pero también pueden ser elaborados según las necesidades de los alumnos. En el área de Matemáticas, por ejemplo, son muy útiles las autoinstrucciones que ayudan a la resolución de problemas. Aunque estas autoinstrucciones pueden ser de gran ayuda, poco a poco debemos ir ayudando a los alumnos a identificar por ellos mismos los pasos en los que pueden segmentar una tarea, llevarlos a cabo y revisarlos.
La planificación nos permite organizarnos y alcanzar nuestras metas, y para ello existen algunos recursos y herramientas que pueden ser de gran utilidad, como los organizadores gráficos de pensamiento, que se pueden adaptar a distintos procesos y grados de complejidad, y constituyen un importante apoyo para llevar a cabo algunas tareas.

Otra tipo de actividades que podemos realizar en el aula y que ayudan a mejorar la planificación es la construcción de historias, que podemos realizar de manera oral o escrita. Un recurso muy útil y motivador para realizarlo son los dados cuenta historias, como estos de Story Cubes.

Como hemos visto, son múltiples las tareas que tanto en el día a día del hogar como del aula ponen en juego la función de planificación, por lo que es muy importante que las reconozcamos, atendamos a su complejidad y acompañemos el proceso necesario para que se puedan realizar cada vez de manera más autónoma y eficiente.